Echas una moneda, las luces se encienden, pulsas el botón desgastado, y el dinero se pierde. No siempre, claro, no siempre. Y de eso se trata: con el premio que la máquina confiere de vez en cuando, se crea una asociación compleja y eficiente, aquello que en psicología llaman “programa de reforzamiento parcial”, que quiere decir que como la máquina acostumbra a la ausencia de premio e intercala alguno de por medio, el sujeto se pierde entre las ausencias, los premios y las expectativas. Es un proceso psicológico agresivo e inconsciente que nada tiene que ver con la razón y que a nadie domina, pero sí puede llegar a condicionar fuertemente si otros factores acompañan; es el cómo funciona el cerebro humano utilizado para el ocio de la gente, contra la gente, para el beneficio de unos pocos. Ya no se trata de cuánto se genera de beneficio social, hablamos incluso de cuánto de perjuicio o daño social introducen en nuestra vida cotidiana.
Que se la lleven.
Que se la lleven.