Sobre la donación altruista de Ortega

   Respecto del cáncer hoy en día sabemos que uno de los factores de riesgo más importantes, con más incidencia que los factores comportamentales (fumar, exponerse al sol, dieta poco saludable, etc), es el factor de estrés psicosocial (pérdidas de seres queridos, desempleo, etc), el cual tiene un efecto activador de los procesos cancerígenos a causa de un proceso fisiológico de inmunosupresión a través del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, y la liberación de glucocorticoides como el cortisol que inhibe con ello linfocitos T, macrófagos y células asesinas naturales del sistema inmunitario, los cuales deberían luchan eficazmente y de forma natural contra virus, bacterias y células tumorales. Este factor de estrés psicosocial facilita el desarrollo de reacciones de indefensión y desesperanza, por la ausencia de control que llevan a formas pasivas de afrontamiento y gestión de la ansiedad que genera tal situación social en manos de otros, como es el caso del desempleo en un país que exporta empleo e importa paro con las deslocalizaciones de las fábricas a países del sur en busca de la mano de obra esclava (Inditex, entre muchas otras). Se conoce hoy día los efectos adversos que sobre la enfermedad del cáncer tiene la inhibición, represión y negación de las emociones tales como la ira, en tal caso la mala gestión de ellas conocido esto como «personalidad tipo C», pues incluso en los sujetos no fumadores con cáncer de pulmón se constató la puntuación baja en esta dimensión de expresión emocional (neuroticismo), siedo por lo tanto más vulnerables. Y teniendo en cuenta esto, en un sistema económico, político y social donde a través de los castigos se adoctrina a la sociedad para que no exprese sus emociones negativas dentro del sistema productivo que de la mano de las injusticias pudieran surgir, 320 millones de euros pueden ayudar para seguir investigando cómo los esclavos que genera el sistema son cada vez más vulnerables a enfermedades como el cáncer o la cardiopatía coronaria (las dos que más vidas se llevan) dado el estrés psicosocial al que son sometidos estructuralmente, sin salida, en un mundo mercantilizado.
Imagino que a Ortega como a muchos otros antes que él, que al final de sus flamantes carreras se acercan a la filantropía les motive un sentimiento subjetivo de culpa o vergüenza por sus acciones no tan altruistas anteriores, por lo que con cosas como esta queda saldado su agravio al mundo y desaparece como en un truco de magia su vergüenza y su culpa para no volver.
   Le diría «gracias, supongo».

http://economia.elpais.com/economia/2017/03/29/actualidad/1490768952_146661.html?id_externo_rsoc=FB_CM

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