La isla de aes

Nuestro Bosque de Tinta: La isla de aes

Existía una isla muy lejana, más allá de los países y de sus culturas reguladas por un orden categórico, donde iban a parar felizmente todas las aes defectuosas, mal trazadas o que se salían de los bordes marcados por la regulación. Una isla de colores, alejada del mundo gris de órdenes y preceptos.
Nadie regía la isla, pues cada una danzaba a su propio compás, vestía sus propios colores y tenía sus propias formas idiosincrasicas que las hacía únicas.
Un día gris, sin embargo, todo se truncó de una sutil manera, pues una de ellas se erigió por encima de las demás de una forma sinuosa, como líder indiscutible. Y poco a poco sus trazos se fueron haciendo más y más rectos, y más y más grises, hasta que su tinta se volvió negra y opaca, y fue tan perfecta como las aes perfectas del reglamento académico y la ley de impresión. Su perfección no se quedó ahí, pues se extendió más allá de ella misma. La líder impuso reglas y normas: empezó a obligar al resto a estirarse y dejar de lucir floridos y extravagantes colores para vestir el negro oficial. Al cabo de un tiempo, la isla fue tan parecida al resto del mundo que se anexó a la tierra de donde antes quería escapar.
Y aunque hubo revueltas, la creatividad fue dando paso a la normalidad disfrazada de madurez y modernidad.
Y las aes de colores, torcidas y e irregulares ya no tuvieron donde escapar de la máquina de imprimir.
Sus creadores creativos, se habían hecho mayores.

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