Hay algo en ti que me cautiva. Algo misterioso, profundo, trascendente, como una energía, un campo magnético o simplemente un Ser que confluye con mi Ser en esta realidad impostada sobre un espacio y un tiempo. ¿Pero qué es?, ¿qué podría ser ese algo trascendental?
Cuando llegas me siento completo, ilimitado, henchido; cuando te vas, por el contrario, me siento como mediado, pero sé que es mi subjetiva percepción la que me produce esa ilusión. Si busco una respuesta externa a mí, me dicen ingenuamente que eres mi media naranja, pero no es así: mi otra media naranja soy yo mismo, y la tuya eres tú misma, y juntos somos dos seres completos que nos complementamos mutua y armónicamente en nuestro proceso experiencial y conciencial.
Y entonces, ¿qué es?, ¿qué hay más allá del simple plano emocional y sentimental?
Los presocráticos griegos llamaron a esa cosa esencial el «arché» o sustancia, e iba más allá de lo material, los tomistas aristotélicos lo llamaron alma, la filosofía moderna y la psicología la llamó el cógito, la experiencia posible, la cosa en sí, el noúmeno o el inconsciente, ¿pero qué ha de ser aquella sustancia, alma o conciencia que nos hace suspirar con la mera presencia o ausencia, aquello que ha traído de cabeza durante milenios a los grandes pensadores de la historia en su uso de la razón?
Sea lo que sea lo que haya detrás de todo, yo sólo sé que quiero estar contigo, y vivir más de estas experiencias junto a ti, y razonar contigo, y sentir contigo, y pensar contigo. Pensemos el mundo juntos. Y creemos nuestra hermosa realidad subjetiva, solamente para dos.
Te quiero.
Cuando llegas me siento completo, ilimitado, henchido; cuando te vas, por el contrario, me siento como mediado, pero sé que es mi subjetiva percepción la que me produce esa ilusión. Si busco una respuesta externa a mí, me dicen ingenuamente que eres mi media naranja, pero no es así: mi otra media naranja soy yo mismo, y la tuya eres tú misma, y juntos somos dos seres completos que nos complementamos mutua y armónicamente en nuestro proceso experiencial y conciencial.
Y entonces, ¿qué es?, ¿qué hay más allá del simple plano emocional y sentimental?
Los presocráticos griegos llamaron a esa cosa esencial el «arché» o sustancia, e iba más allá de lo material, los tomistas aristotélicos lo llamaron alma, la filosofía moderna y la psicología la llamó el cógito, la experiencia posible, la cosa en sí, el noúmeno o el inconsciente, ¿pero qué ha de ser aquella sustancia, alma o conciencia que nos hace suspirar con la mera presencia o ausencia, aquello que ha traído de cabeza durante milenios a los grandes pensadores de la historia en su uso de la razón?
Sea lo que sea lo que haya detrás de todo, yo sólo sé que quiero estar contigo, y vivir más de estas experiencias junto a ti, y razonar contigo, y sentir contigo, y pensar contigo. Pensemos el mundo juntos. Y creemos nuestra hermosa realidad subjetiva, solamente para dos.
Te quiero.
Maravilloso David. Qué bonito.
Gracias, Nadia, me alegra que te haya producido esa buena sensación. Un saludo.