África

   Esta semana he visto la película «Palmeras en la nieve» protagonizada por Mario Casas. Sobre esta película y su contexto histórico y relacional quiero hoy dejar escrito este artículo excepcionalmente largo para mi blog que me trae de cabeza desde hace mucho pues ha sido una recopilación de información algo distendida en el tiempo y quería dar unas ciertas pinceladas sobre esto, así que, si gustas de aventuras, te espero junto a la hoguera para tratar el complejo asunto del África. Vamos allá:
   De lo que en la película se ve, la historia está ambientada en la última etapa del colonialismo español en África, concretamente en la Guinea Española, donde se muestra la barbarie del hombre blanco contra el hombre negro en las relaciones de poder y sometimiento, incluso en el propio protagonista. Puede verse también en el transcurso de la película la última etapa de la dominación española y el creciente nacionalismo en contra de los opresores que crece violentamente por los años sufridos de violenta dominación, y que encuentra su culmen con la llegada de un presidente negro al poder y la expulsión definitiva de los colonos españoles por decreto del presidente Macías. De lo que no se ve hay que decir ciertas cosas: España en realidad nunca tuvo grandes colonias en África durante la colonización precapitalista en los siglos XV y XVI, sino que más bien fue Portugal la que fue creando sus factorías en las costas africanas hasta bordear el cabo de Buena Esperanza y asentando el temprano colonialismo en el continente, mientras España hacía lo suyo en América; dado que Portugal estuvo bajo la corona española durante una parte del siglo XVI y el siglo XVII, estos portugueses en África hicieron su oficio con el asiento de negros y la trata de esclavos para venderlos a los españoles (más tarde a ingleses y franceses) en las costas americanas entrando así de lleno en los cicuitos comerciales del comercio triangular. Teniendo en cuenta esto, cuando Portugal se independizó de España en 1640, las colonias en África fueron para este y para el imparable colonialismo británico, francés, holandés, belga, etc, que lucharon por cada metro del litoral. No fue sino en la conferencia de Berlín mucho después, en 1885, en el vulgar reparto del África por los imperios, donde a España se le concedió una pequeña parte del pastel de este continente, y entre esta parte estaría la Guinea Española (actual Guinea Ecuatorial) que previamente había estado en manos de otros colonos (por eso los negros entienden inglés en la película). De esto que no se ve en la película habría que decir que el presidente negro que toma el poder no viene como parece a liberar al pueblo negro de la opresión española sino a someter al pueblo por una mafiosa minoría negra financiada por miembros de las Naciones Unidas que, tras la Segunda Guerra Mundial habían impuesto la descolonización de todas las colonias de los europeos en beneficio de su propio comercio moderno: en este contexto se dan las descolonizaciones en la mayoría de los países africanos de la mano de comunistas y capitalistas en el contexto de una Guerra Fría que duró 40 años, financiadas las dictaduras violentas por armas de países del norte industrializado para asegurar las materias primas locales a ese comercio capitalista, o para implementar amplios territorios a las áreas de influencia. Este sistema de dominación en los países africanos en base a dictadores financiados por fuerzas económicas y políticas del norte se ha seguido desarrollando hasta nuestros días pese a las intentonas de presidentes de izquierda africanos de gobiernos que luchasen contra el mercantilismo capitalista (ya del capitalismo mundial donde se incluye Rusia y China) en beneficio del pueblo africano y no del occidental; vease como ejemplo de esto al presidente Lumbaba en el Congo Belga y el golpe de estado financiado por EEUU de Mobutu durante los 60 para beneficio de la extracción del uranio para las bombas atómicas y ya en la actualidad coltán para la tecnología, algo que está en el origen de una guerra que ya lleva hoy día 5 millones de muertos (Guerra del Coltán o Guerra Mundial Africana), y que no tiene ninguna o escasa cobertura mediática; vease también los intentos de golpes de estado para la extracción de petróleo en esta Guinea en beneficio de EEUU y otros países occidentales, también en Nigeria o Angola, y lo mismo con el Uranio en Niger, los diamantes en Botswana, Namibia y también del Congo.
   Si seguimos con lo que no se ve, estos países han ido desarrollándose precariamente en base a unas deudas concedidas por el Banco Mundial y el FMI que en principio tuvieron fines loables de recuperación de la economía mundial y para el desarrollo global pero que se han degradado hasta ser un herramienta inherente del neoliberalismo, pues con sus Programas de Ajuste Estructural sangran a los pueblos africanos endeudados por dictadores corruptos puestos a dedo con el fin último de pagos sangrantes de intereses y con ello el empobrecimiento constante del pueblo africano: vean que África es el continente más ayudado del mundo y el más pobre, pues la ayuda es solo para la corrupción y para la clientelización.
   Hay detrás de todo esto una impasibidad construida desde el chovinismo mediatizado y el eurocentrismo ideologizado, desde los medios de comunicación constructores de realidadades interesadas, pues, si solo se muestra la inestabilidad política, las guerras (jamás se explican las causas), la sequía y el hambre se elude la responsabilidad histórica sobre el África con el crimen de 400 años de eclavitud y 200 más de colonialismo infame, y se justifican las intervenciones con el fin de protegerlos. Parafraseando una de las canciones de Habib Koité, diré que todo el mundo sabe lo que África necesita, que si hay que ayudarle al progreso, que si hay que quitarle armas, ponerle a un político democrático o meterle financiación a tanta tasa de interés, ponerle esto o quitarle aquello, en definitiva, con un vicio de padre obseso, pero finalmente nadie entiende lo que África necesita desde el encuentro de la civilización africana; África encontrará su camino. África encontrará su camino.
   No se ve en la película que nada ha cambiado, en realidad, que esos primeros colonizadores precapitalistas españoles y portugueses de los siglos XV y XVI que favorecían en los primeros contactos a los dictadores antes llamados «mongos» para la «extracción» de esclavos negros sigue siendo una práctica común de mercenarios y multinacionales occidentales con la aquiescencia de los gobiernos de ultraderecha, derecha y los de izquierda vendidos al capital para la extracción de materias primas para nuestro progreso, nuestra tecnogía, nuestro bienestar y nuestra modernidad bañada de sangre, y medio mundo ya clama el grito al cielo para denunciarlo, en lo que Mbuyi Kabunda, profesor del instituto internacional de los Derechos Humanos de Estrasburgo llama «una doble colonización».
   ¿Y qué recibe el pueblo africano a cambio? Pasividad, pues eso somos, subproductos del sistema, consumidores de los productos extraídos de la barbarie y manufacturados con el trabajo esclavo para el abaratamiento de los productos con el germen de la división en el trabajo, la desigualdad y la explotación; consumidores ideologizados; ese es el origen de nuestra tecnología y la llegada a las casas a precio low cost; ese es el origen del capitalismo.
   Cuánta miseria humana para tener mi nevera llena, para mi bienestar materialista satisfecho, cuántos millones de muertos esparcidos por la arena como animales para tener mi espiritualidad de vacío repleta.
   Estoy dispuesto a aceptar que es complejo cambiar este sistema arraigado pero jamás estaré dispuesto a aceptar que este sea un sistema natural o neutral; no nos equivoquemos, el capitalismo no es un poder omnipresente con capacidad para someter al mundo: el capitalismo es una relación social construida que debe ser cuestionada en tanto creadora de miseria humana a cambio del bienestar de unos pocos.

  

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